I Uno a uno van abriendo espacios entre engranajes celulares como si el árbol de la vida fuese un asombroso juego de moléculas que se entretejen disgregan extienden y multiplican para crear un tiempo único e irrepetible en el interior de un dedal acuático y amoroso que se nutre de oleajes asimétricos y vendavales en flor mery sananes / el libro del hombre |