La poesía
salvará a la
humanidad

Poesía, arte y literatura

-nos queda la palabra-

La poesía es un arma
cargada de futuro.


Gabriel Celaya 

Estamos muy próximos
a lo grande,
cuando somos
grandes en humildad
.

            
Rabindranath Tagore

ESTE AMOR

Pleurotalis



Pleurotalis
 
Querían colonizarla
prostituirla
venderla a mercaderes
para que pasara
de mano en mano
dejándoles suculentos
beneficios.

Pero no pudieron
por más que lo intentaron
con un bloqueo que se prolonga
en el tiempo
al igual que la tortura que ejercen
sobre el ser humano.

Floreció
entre los manglares
de la Isla
como espuma de arcoíris
arena blanca
arrecife de esperanza.
 
 
 
 

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LA SOLEDAD



LA SOLEDAD
 
Hace unos días, paseé por la Gran Vía de Madrid. Nunca he sentido aprecio por la ciudad donde ha transcurrido la mayor parte de mi vida. Me mudé a las afueras hace diez años y no echo de menos sus calles ni sus plazas. Sólo me inspiran cierta nostalgia los parques, verdaderas islas que esbozan el espejismo de una existencia tranquila y solitaria. Siempre he parecido una persona extrovertida y comunicativa, pero nunca he ignorado que esa forma de ser sólo era una máscara concebida para disimular mi inseguridad, una estrepitosa huida hacia adelante que algunos confundían con aplomo, ambición o engreimiento. No advierto ninguno de esos rasgos en mi carácter. La verdad es que el contacto con los demás me hace daño. Por eso, he escogido vivir relativamente aislado, reduciendo cada vez más mi círculo de amistades. Sería absurdo atribuir esta decisión a la arrogancia. No contemplo a mis semejantes con desprecio, pero me han lastimado muchas veces y no quiero exponerme a nuevas desilusiones. Soy bipolar y mis emociones son como una copa de cristal. Pueden romperse con facilidad y clavarse en la carne, provocando heridas profundas. Si el dolor psíquico dejara huellas en la piel, yo tendría la apariencia de un lienzo ferozmente apuñalado.
No me importa que mis días se copien unos a otros, intentando reproducir la misma rutina. Esa semejanza se parece a la eternidad, donde nada acontece y no hay pérdidas ni desengaños. Pocas cosas suceden en mi vida: los árboles del jardín pierden sus hojas en otoño y florecen en primavera; el cielo se aclara o se oscurece, anunciando el cambio de estación; los campos de trigo transitan del verde al amarillo y se tiñen de ocre cuando el hombre remueve sus entrañas; los cernícalos acechan a las palomas y a veces acaban con su vidas, ensangrentando el firmamento; los perros aúllan al oír las campanas de la iglesia, con un miedo atávico, ancestral; de vez en cuando se escuchan las esquilas de los rebaños o el lejano rumor de un riachuelo y cada mañana el espejo me recuerda que envejezco, con nuevas canas y nuevas manchas en la piel. Cuando paseo, rehúyo las zonas más frecuentadas. Hay un camino de asfalto pintado de rojo, con farolas y pinos a los lados. Desemboca en un estanque con patos y cisnes. Es el recorrido preferido de las familias con niños y de los que se acercan por primera vez al pueblo. Es un trayecto corto y bullicioso, donde los extraños intercambian saludos, prescindiendo de la reserva de las grandes ciudades. Sólo realizo ese recorrido los días de diario, preferiblemente por las mañanas, cuando es bastante improbable cruzarse con otro paseante. Al llegar al estanque, observo a los patos y los cisnes. A veces, nadan tranquilamente o abandonan el agua, esperando que les arroje algo de comida. En otras ocasiones, se pelean, pero sus riñas suelen ser breves e incruentas. En cierta medida, se parecen al ser humano, aunque en nuestra especie las reyertas pueden convertirse en guerras de exterminio. Los mecanismos naturales para inhibir la violencia han desaparecido, desplazados por las patologías de nuestra cultura, que incita a la destrucción del otro, del diferente, del que se opone a nuestros deseos o, simplemente, invade nuestro espacio.
La mayoría de las veces sigo los caminos rurales, casi siempre desiertos. La estepa castellana escatima la sombra y el frescor, pero a cambio prodiga horizontes interminables, que evocan la inmensidad del mar. De hecho, el movimiento de su manto de trigo o cebada se parece a un océano tranquilo, con olas de escasa envergadura y un sonido adormecedor. Su enorme vacío no me hace sentir insignificante, sino afortunado. No experimento la sensación de ser un punto minúsculo en una vastedad inabarcable. La naturaleza me parece infinitamente más acogedora que el ser humano. No está hecha a la medida del hombre, pues el hombre no es la medida del universo y su papel no es acomodar las cosas a su tamaño, sino ser el testigo de una grandeza que desborda su capacidad de comprensión. La naturaleza es un misterio inescrutable. La razón sólo logra agitar su superficie, lanzando palabras que dibujan ondas efímeras. Cuando hace unas semanas paseaba por Madrid, no experimentaba nada parecido. Las calles del centro sólo me producían tristeza y desolación. Las prostitutas y los mendigos revelaban la profunda insolidaridad de una sociedad que incumple la obligación de tender la mano al infortunado. Algunos mendigos eran drogodependientes; otros parecían alcohólicos, enfermos mentales o simples trabajadores en paro, que habían agotado sus subsidios y habían extendido un cartón en el suelo, sin otra compañía que un perro o un gato que dormitaban entre sus brazos. Sus miradas reflejaban derrota, abandono, desesperanza. Sus manos negras y sus mejillas deshidratadas eran el pecado de todos, pero casi nadie les prestaba atención, presuponiendo que su desgracia era tan inevitable como una riada o un incendio. Sólo lograba despertar la compasión de los transeúntes una señora mayor, de unos setenta años, bien vestida y con la mano tímidamente extendida. Tal vez porque su aspecto aún no se había deteriorado y muchos la percibían como algo cercano, casi una advertencia sobre lo que podría sucederle a cualquiera. Algunos se detenían y le daban unas monedas. Otros desviaban la mirada, con el espanto del que se observa en un espejo y descubre una horrible deformidad.
¿Es posible amar la soledad y albergar sentimientos de fraternidad? Creo que sí. Yo, por lo menos, no he perdido la capacidad de afligirme e indignarme con la desdicha ajena, pero evito el contacto humano, pues casi siempre me produce dolor, desasosiego o frustración. Mi soledad no es absoluta, pues he conocido el amor de la pareja, los amigos y la familia. Eso sí, mi entorno se reduce a una sola persona que respeta mi necesidad de vivir al margen de muchas cosas. No me agobia, acepta mis rarezas, excusa mis defectos y se muestra indulgente con mis contradicciones. Nuestra convivencia podría llamarse soledad compartida. Durante mi breve incursión en Madrid, hice un pequeño viaje en metro. Mientras bajaba las escaleras mecánicas, me crucé con un joven de aspecto universitario, que subía en dirección opuesta. Delgado, con el rostro aniñado y uno ojos azules apesadumbrados e insomnes, tardé en reconocer que era yo treinta años atrás, pensando en el futuro, con una mezcla de miedo y esperanza. No sabía qué me reservaba la vida, pero intuía que el dolor me acompañaría hasta el final. Intenté llamar mi atención, agitando la mano, pero el joven desapareció escaleras arriba, confundiéndose con otros viajeros. Ahora me alegro de que no reparara en mi presencia. No habría logrado ahorrarle ningún fracaso o sinsabor. Su viaje hacia la soledad era tan inevitable como mi regreso a mi soledad cotidiana. Mis palabras no le eximirían de un largo y áspero aprendizaje, que le enseñaría a amar la soledad y a contemplar el vacío como una forma de plenitud.
 
 
 


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PROGRESOS



PROGRESOS

 

Bullen los suburbios, se
       extienden
febriles, en maderas,
chapas oxidadas y
       bolsas
de consorcio; y así luce
       el progreso,
con perros, con cardos
       y con zanjas,
así como en un mapa
vasto de lo que se
       cuece
y lo que talla, entre sol
       y sol,
lágrima y lágrima, que
       las noches
duras abrazan de viejo
       hedor
y de intemperie.

 

Eduardo Dalter

 



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Vuelo



Vuelo

 

 

Si un día pudiera ser viento
quisiera ser ola
entre las alas
de tus acantilados

espuma de arcoíris
en las cúspides
del universo

para mirarme
en la ventana
de tu espacio
y caminar
con tus chanclas
de pétalos
en flor.

 



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Es hora ya de levantar el vuelo...



Es hora ya de levantar el vuelo...

 

Es hora ya de levantar el vuelo,
corazón, dócil ave migratoria.
Se ha terminado tu presente historia,
y otra escribe sus trazos por el cielo.

No hay tiempo de sentir el desconsuelo;
sigue la vida, urgente y transitoria.
Muda la meta de tu trayectoria,
y rasga del mañana el hondo velo.

Si el sentimiento, más desobediente,
se niega al natural imperativo,
álzate tú, versátil y valiente.

Tu oficio es cotidiano y decisivo:
mientras alumbre el sol, serás ardiente;
mientras dure la vida, estarás vivo.

 

Antonio Gala

 

http://www.poemas-del-alma.com/antonio-gala-es-hora-ya-de-levantar-el-vuelo.htm

 

 



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Reto mágico



Reto mágico 

En estos días inciertos
apretar dientes para intentar soles
sin importar la bruma sobre las plazas
el apuro insatisfecho de las gentes
la desidia de los Diarios
la bronca transportista de sueños rotos
acaso le importe al sol del amanecer
le ocupe a la luna de esta noche
tal vez se pierdan todas las estrellas
nada es incierto en el universo
en este parpadeo del alba
donde sólo somos granos de arena transitando el infinito
con pretensión de reyes desoímos lo que murmuró el viento
lo extraviado en la queja del arroyo
la placidez que existía debajo del pinar
nada de esto se ha perdido
en estos días inciertos.

Sólo una batalla.

 

 

DIANA POBLET - del libro DESDE LA RAÍZ — con Mario Ernesto Sabbatella



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COLOR DE LA ROSA



COLOR DE LA ROSA 

 

A Hugo Rafael Chávez Frías



"¿De qué color será la rosa que junto a tu alma alcemos?
Roja será la rosa que recuerde tu paso".


Pablo Neruda



¿De qué color será la rosa? Roja
será la rosa en el azul del sueño,
roja será la rosa en el empeño
por ver el rumbo que la tierra escoja.

Siendo roja ninguno la deshoja
si no es el pobre cuando frunce el ceño
en su azarosa búsqueda del leño
para el fogón que alguno le despoja.

Roja será la rosa en el camino,
en el viento, en la muerte, en la arboleda,
la Tierra toda vestirá de rojo.

Sólo, entonces, el hombre peregrino,
en medio de esta horrenda polvareda,
marchará alegre y sin ningún sonrojo.

 

PABLO MORA

 



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ser de su ser



ser de su ser 

 

Todos hemos nacido para ser
Navegantes en una travesía
De segundos, minutos, horas, días
Que sumarán y se verán caer

En la limpieza o en la porquería:
En el limpio corazón de una mujer
O en la sucia minucia de no ser
Su hijo, su hermano, su novio, su guía;

No ser el que recibe y da su canto,
No ser el que recibe y da su estambre,
No ser el que recibe y da su llanto,

No ser el que procura calmar su hambre
De siglos ya convertido en espanto:
Y hacer, junto con ella, un solo enjambre.




Julio Carmona

 

http://mesterdeobreria.blogspot.com.es/2012/03/julio-carmona-ser-de-su-ser.html

 



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REGALO A LEWIS CARROLL



REGALO A LEWIS CARROLL*

En el día de su no cumpleaños

 

*Dibujo: ”ODA a Lewis Carroll” de Ray Respall Rojas.
La Habana. Cuba.

 

Un Conejo cruza el horizonte como una flecha
-eso también lo sabe el Sombrerero Loco-.

Hay un acertijo que resolver.
Salgo en su busca al País de Las Sombras:
Sigo al Maestro de Ceremonias.

Atravieso un inmenso tablero
donde todo transcurre al revés;
evito jugar al croquet con la Reina.

He llegado al centro de su historia
-si es que esa historia puede tener centro-
guiado por la sonrisa del Gato: Allí lo descubro.

Yace recostado en un trono invisible,
cientos de naipes le hacen reverencias,
Grifo y Pájaro Dodo le sirven el té.

Duerme... Temo despertar al Matemático;
tal vez si lo hiciera, el Mundo dejaría de existir.
Pero mi incertidumbre es mayor que mi prudencia:

-¿Dónde está la Verdad?
¿La de mi vida, de estos seres?
Silencio... Entreabre los párpados y susurra.

Sus palabras forman extrañas vocales de niebla
que ejércitos de niños aún por nacer
recogen en el hueco de sus manos.

-Siempre ha estado dentro de ti
Ella es una Flor Eterna...
Yo soy sólo un soñador soñando un sueño.




*De Ray Respall Rojas.
La Habana. Cuba.

 

http://inventivasocial.blogspot.com.es/2013/02/mientras-el-hacha-corta-el-corazon-del.html

 



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LOS PAJAROS AZULES



LOS PAJAROS AZULES

 

 

Dejo a orillas de tus párpados
el primer beso de este amanecer
leve como un suspiro
aromado como un azahar
alado como el trayecto del río
hacia la mar



Con él podrás recorrer el envés
de los espejos
socavar las tinieblas y empinarte
hasta las alturas del adagio
que tejen en las madrugadas
los pájaros azules



foto y texto
mery sananes

 

http://embusteria.blogspot.com.es/2013/01/los-pajaros-azules.html

 



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LACUNA




LACUNA

 

En los vacíos entre el tiempo y el perdón
Entre el amor y la añoranza.
En los vacíos entre la gracia y la fe
Entre los diamantes y la tosquedad.
En los vacíos entre la lucha y la libertad
Entre el pecio y las perlas.
En los vacíos entre la tierra y el cielo
Entre la angustia y la recuperación.
En los vacíos entre la oscuridad y el amanecer
Entre la memoria y el alivio.
En los vacíos entre prueba y promesas
En los vacíos entre el amor y la pérdida
Encontrándote.

 

Al Hunter

 

http://www.palabradelmundo.cult.cu/poema/lacuna

 



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