...Las montañas aquí se escaparon de las manos de Dios, huyeron de sus brazos en racimos para plantar su estatura en el paisaje y sus hondos colores metafísicos donde habitan las cumbres que sólo el viento alcanza.
Mirando sus cambiantes sombras me detengo en la cima de su horizonte interminable y les pido que me protejan me salven de mí y me transformen un día en un fragmento de su gran silencio. BLANCA LUZ PULIDO |