Hay mañanas que amanecen
antes de tiempo se cuelan por los
intersticios de la noche para esparcir
el naranja de sus lienzos aún antes
de que la nocturnidad concluya sus
andanzas en el cielo luminoso de los
párpados o en leve ajetreo
de un beso inconcluso
Esos días prematuros de luz
tienen la virtud del elogio de los pájaros
que despiertan de su sueño de arbolas
para ensayar un canto inédito
en el silencio primoroso de un violeta
sin incandescencias
sólo que al apurar en su tránsito
el derrame solar de las mañanas
dejan una huella de memorias por contar
en los pliegues de las horas que aún
tienen sed de la fiesta de luceros
que se despliegan en las noches sin luna
Contradicciones sin tino de quienes
vivimos en el horizonte ondulado de las
colinas buscando descifrar en el espejo
de la luna el abecedario del sol que
se anida en el corazón de los girasoles
texto y foto / mery sananes