Tres poemas del poemario
"Concierto de los olvidos"
13 poemas (2018 - 2020)
CARACOLES
SOBRE LA REPISA
Yo nunca jamás viví en Güiria ni pernocté en Irapa
ni conocí las remotas costas de Macuro,
aunque estas fotos desteñidas me desmientan.
Tampoco comí carne asada con yuca en los bordes
del Manzanares, en las noches tibias del Caribe,
aunque por años estuvieran sobre la repisa
tres extraños caracoles y una moneda que
alguien
tomó por suya y se llevó. Tampoco regresé en la mañana
un día nublado de octubre o de noviembre:
pareciera en verdad que siempre estuve aquí,
entre estas ocho paredes, también desteñidas, mirando
cómo la vida imagina, alumbra y nos sopla
como a una hoja que el viento esconde
finalmente
en algún paisaje donde nunca llega el sol.
TARDE DE
SÁBADO
Un poema para la cotota
La tarde cae lentísima a esta hora,
según se puede sentir desde esta
habitación
de hotel, donde ningún árbol aparece
para mover sus hojas.
El ventanal luce un cortinado transparente,
acostumbrado, pareciera, a quietudes
como ésta,
donde un hombre solo toma mate y
piensa,
piensa en amor, amores, en política,
y ahora
en todos estos años que partieron.
Un hombre que justamente ahora
enciende un cigarrillo
y se dice y piensa momentos, cosas,
que no atañen a estos versos.
Pero volvamos, amor, volvamos al
poema;
te decía que honda, callada y quieta
es esta tarde tan fría,
mientras escribo, fumo, tomo mate
y me deleito mirando la quietud
en el devenir de esta tarde, tan tuya
y
pasajera.
Otoño,
2018
LOS DÍAS
EN QUE NADIE SABE NADA
Nadie puede asegurarse cuándo será el día de mañana,
si dentro de algunas horas o de un mes o acaso años,
nadie puede saber cuándo volverá a caminar
tranquilo o despreocupado o nervioso por las calles,
nadie sabe, nadie alcanza a entender,
si algún país, o algún amigo, perecerá mañana,
o si acaso se cayó o se partió hace unos días,
nadie sabe nada a ciencia cierta: ni cuál follaje,
cuál paisaje, o cuál oscuridad, tendrá el mes de mayo,
aunque algunos piensan y recuerdan a sus primos,
a sus tíos lejanos, o a la escuela en que aprendieron
cómo se multiplica, cómo se resta y cómo se divide,
mientras, las calles siguen vacías, y las esperanzas
nadie alcanza a comprender si están vacías
o llenas, o si de verdad existen en el hueco de esta hora,
hay una sensación de que todo se dispersa o queda
flotando, flotando, para nada o para nadie,
o como si dios muy cansado, o muy aturdido,
se hubiera mudado para siempre a otra galaxia…
Buenos
Aires, 1° de abril, 2020
o o o