Ebria de tristeza,
vomitando lágrimas.
Un sermón amargo
escala vértebra a vértebra
y se atrinchera en el ahora.
Promete,
promete para mañana
a que saben los sueños
rotos,
a que huelen las derrotas,
la ausencia, el abandono,
el color de los verdugos,
las guadañas
y el hedor de un aquelarre
con sangre robada.
De ultratumba nace el grito,
no hay perdón
ni hechizo poderoso
que amordace eterno
la memoria.
La amnesia se disipa al alba,
un mar de escombros
inclemente
sobre la tierra calcinada.
Una retahíla agria
escala por mis vertebras,
voy ebria de tristeza
vomitando lágrimas:
Urge,
urge otro tiempo.