Bullen los suburbios, se extienden febriles, en maderas, chapas oxidadas y bolsas de consorcio; y así luce el progreso, con perros, con cardos y con zanjas, así como en un mapa vasto de lo que se cuece y lo que talla, entre sol y sol, lágrima y lágrima, que las noches duras abrazan de viejo hedor y de intemperie. Eduardo Dalter |