La poesía
salvará a la
humanidad

Poesía, arte y literatura

-nos queda la palabra-

La poesía es un arma
cargada de futuro.


Gabriel Celaya 

Estamos muy próximos
a lo grande,
cuando somos
grandes en humildad
.

            
Rabindranath Tagore

ESTE AMOR

Poesía y vida en Irak



 

Poesía y vida en Irak

Sí, hay tiempo para la poesía en tiempo de guerra. Muhsin Al-Ramli, uno de lo más importantes novelistas y dramaturgos iraquíes, traductor al árabe de los clásicos castellanos, también lo sabe. En el emocionante artículo que sigue demuestra la vigencia del verso en estos tiempos de pólvora.

Por Muhsin Al-Ramli

A nosotros los iraquíes, en general, y a los intelectuales, en particular, nos entristece e indigna el hecho de que hoy sólo se hable de Irak como si de una amenaza se tratara: se dice que es el "¡eje del mal!", que tiene armas de destrucción masiva, dictadura y un mar de petróleo. Apenas se menciona a Irak como el país de las mil y una noches y la primera cuna de las civilizaciones: Sumer, Akkad, Nimrud, Uruk, Asiria, Nínive, Babilonia; Irak como Mesopotamia, lugar donde hace cinco mil años nació la escritura y aparecieron el primer calendario, el primer código, la primera religión, la primera democracia, los primeros poemas épicos, como Gilgamesh o La creación.

Sí, la poesía, en la que las mujeres iraquíes han tenido un papel esencial. Así, Angiduana (s. III a.C.) es reconocida como la primera poetisa del mundo, y Nazik Al-Malaika, como la iniciadora de la poesía árabe moderna. Debido a esta influencia innovadora que ha tenido la mujer, nos entristece que la gente se imagine Irak resumido en el bigote cargado de machismo del dictador. Nos entristece que algunas personas salgan en los medios de comunicación presumiendo de saberlo todo sobre Irak, al tiempo que posiblemente ninguno de ellos ha leído un poema, una novela, o escuchado alguna canción iraquí. Lo que sí saben es contar pozos de petróleo. En mi país, la poesía no se considera un complemento o un lujo sino una necesidad. No es sólo un medio de expresión sino que se convierte en una experiencia viva y, aún más, en una extensión de la propia vida. Gracias a la poesía, la persona vive lo que no le ha sido permitido vivir.

La poesía enriqueció a Irak más que el petróleo, que más bien le ha traído catástrofes. La península de Arabia e Irak son los únicos lugares del mundo en el que se festejaba el nacimiento de un poeta porque se convertiría en portavoz de la tribu. Las leyes, la enseñanza, la historia se escribían en verso. Todavía hoy en mi pueblo las cartas se escriben en verso. Es el único país del mundo en que existió un mercado de poesía, el de Mirbad, en Basora, al que acudía la gente de lugares muy lejanos a comprar (especialmente los enamorados), vender, aprender o criticar.

La relación poesía y vida queda reflejada en algunos ejemplos de la cotidianeidad iraquí. El poeta El Yawahiri, conocido en los años 50 y 60 por la fuerza de su poesía reivindicativa, era seguido por el pueblo cuando caminaba por la calle. Aquel seguimiento terminaba en una manifestación improvisada contra el gobierno. Mudafar Al-Nauab escapó de la cárcel y vive fuera de Irak. En la universidad, intercambiábamos clandestinamente sus poemas. Durante la guerra del Golfo nos sentábamos en las trincheras y la poesía nos guiaba. Había un soldado. Antes de cada bombardeo me decía: "Muhsin, si muero, publica mi poesía". ¿No veía ese soldado en la publicación de su poesía una extensión de su vida? Mi pueblo y el de al lado estuvieron a punto de iniciar una contienda a causa de una venganza. Este conflicto se resolvió gracias a un poema que escribió un poeta llamado Mula Mutlak.

¡Cuántas veces la poesía salvó a gente de morir y cuántas veces un poema mató a su escritor o le mandó a la cárcel o al exilio! Me llegan cartas de amigos poetas que se ganan la vida en los pueblos más lejanos de la tierra: un pastor, en Yemen; un peón de albañil, en Canadá; un campesino, en Malasia; un botones, en Teherán; un portero, en Australia, y un asesinado, en Argel. En España he conocido a cinco poetas iraquíes. Al-Bayati, que fue amigo de Alberti y Octavio Paz; Faik Husein, pintor y poeta en castellano, Kamal Sabti, Abdul H. Sadoun, Jaled Kaki...

El número de poetas iraquíes dentro y fuera de Irak es difícil de calcular, quizás miles. Sólo en el primer tomo que, en los 80, preparó Abbas Al-hili sobre los poetas populares (en dialecto) contemporáneos llegó a contar a 741. Setecientos de ellos siguen con vida. Sin embargo, quienes escriben en al-fus-ha (árabe clásico) superan los tres mil; casi trescientos viven en el exilio. Habría que sumar los que escriben en kurdo, turco o asirio. La mayoría de los nombres más importantes de las últimas generaciones viven actualmente en el exilio. Como decía Sadi Yousuf: "Voy con todos y mis pasos son solitarios".

La poesía iraquí se ha abierto, en estas últimas décadas, a las experiencias poéticas del resto del mundo. Pero esta circunstancia no sólo se da en el exilio. Dentro del país las nuevas generaciones se circunscriben dentro de los movimientos poéticos que se desarrollan actualmente en el panorama internacional, con sus múltiples manifestaciones: poesía estadounidense, europea, afgana, etc. Recibimos muchos artículos de Bagdad para nuestra revista Alwah.

A pesar de lo que está sufriendo actualmente el pueblo iraquí por las consecuencias de las guerras, la dictadura, el embargo... la creatividad continúa de una manera digna de admiración. Es suficiente la llegada del ejemplar de un libro procedente del extranjero para que rápidamente éste sea divulgado en fotocopias.

La técnica más común es el poema en primera persona pero no porque el poeta hable de sí mismo, es porque sigue teniendo la sensación de su responsabilidad como portavoz de la tribu, con sus ciudadanos, con su tierra y con la humanidad.
 

No a liberar Irak de mí

Esta tinta derramada en vuestra prensa
es la sangre de mi país.

Esta luz diluviada de vuestras pantallas
es el brillo de los ojos en los niños de Basora.

Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio
soy yo;
huérfano después de que hayáis matado a mis padres: Tigris y Eúfrates;
viudo después de que hubierais crucificado la pareja de mi alma: Irak

¡Por ti, tierra mía: crucificada de entre las regiones!

Ay de vosotros, señores de la guerra.
Escuchadme:
No a la fiesta de los ejércitos en el tejado de mi casa.
No al verdugo que habéis plantado o al que vais a plantar.
No a vuestra libertad caída sobre las cabezas de mi gente en bombas.
No a liberar Irak de mí o a mí de él.
Yo soy Irak.

Mis hierbas son las letras y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi rabel y a vuestra ausencia.
Volved a vuestras películas detrás del océano.
Dejad para mí lo que queda
de los alminares, de los mausoleos de mis ancestros,
de las tumbas de mi familia...
y bebed de las copas del petróleo hasta que os saciéis.

Robad la miel del azufre y la arena del desierto.
Llevad con vosotros a vuestros clientes.
Llevaos al dictador con cada parte de vosotros que ha comprado con mi
sangre.

Llevad lo que queráis y marchad,
dejadme solo
con lo derribado de los sueños de mi hermana,
con el incendio de las palmeras en las orillas de Mesopotamia,
con los huesos de mi padre
y el té de la merienda.

Dejadme solo
con las canciones tristes del sur,
con la danza degollada del norte
y con el pavo real de los Yasidíes.

Dejadme solo
curando las heridas de mi tierra: Irak.

Solo...
igual que María...
solo con mi soledad...

Mi país: el crucificado de entre las regiones.

Sabré cómo animar su resurrección.
Sabrá cómo renacer de su ceniza.

¿Acaso habéis olvidado que él es el creador del Fénix?

Un infierno para vosotros, señores de la guerra.

Escuchadme:
No asustéis a las nubes de Bagdad con vuestros aviones.
No sembréis soldados en nuestro jardín.
No quitéis la chilaba a mi madre.
No. Grito "no" a liberar Irak de mí o a mí de él.
Yo soy Irak.

Las aldeas han florecido de mi abrigo, y sé lo que quiero.
Dejadme a mí mismo, a mi familia y a vuestro olvido.
 

La fuente: el autor es un poeta iraquí nacido en Shirqat que reside en Madrid.

 
 
 


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CEREMONIAS



 

CEREMONIAS

VIII

 

A veces se me inclina

de tanta primavera el corazón,

del mucho bregar

a todo pétalo.

Y se me cansa

la noche

sobre el hombro.

Y tristo

y me acuesto así

gorrión callado,

tembloso

y sueño contigo

–sólo sueño contigo, amor–

y amanezco

florecido.

 

 

Alex Pausides
(Cuba, 1950) 

 



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HÁGANLE SITIO



 

HÁGANLE SITIO

 

señores de la guerra
no cuenten los muertos
ni los llantos
ni los esclavos

600 mil, tres millones
cien mil al día
miles de millones o
seguimos contando...

señores cómplices
no sigan vendiendo
no sigan comprando
el último misil
la última tecnología mortífera

no sigan acumulando
dinero, riqueza

señores mandatarios del engaño
que
se venden
al
más adinerado postor
para
traicionar
al pueblo, para

amasar riquezas
corromper la información y
aniquilar
toda forma de vida que
entienda la vida

señores
traigo
el arma más sofisticada que
imaginarse pueda

traigo aquí
señores
el arma del amor

no la compren
no está en venta, pero
va a ser usada

para que Uds. vean cómo
se mueve el mundo
como una mota de polvo en
el cosmos

cómo el amor
estalla
explosiona y
se expande

cómo ramifica
los océanos
las colinas
los volcanes
los arrecifes y
se expande
entre los musgos
el corazón de los amaneceres y
siembra caricias entre los caídos
entre
los muertos y
el refulgir de
la aurora

traigo aquí
señores
un arma letal que
difumina el núcleo atómico de
los opresores, para
dar cabida a
los oprimidos
los engañados
los desalojados, traigo

al pueblo entero
al ser despierto, traigo

la revolución
al ser humano traigo, y
traigo
la alondra, la golondrina
el jilguero, el ruiseñor, traigo
la espiga, la flor
la roca, el arroyo
el arrullo, la nana
el viento, la brisa
la danza, la sonrisa
el canto entero, traigo

qué más traigo, señor...

traigo el amor en
dorso
en costado, enfrente, el amor
en sentir
en clamor
en almácigo
en espiga
en tibio clamor
en galopante
inconmensurable clamor

el mundo entero traigo aquí
con su universo
de amor

denle forma
cabida, entuerto y
háganle sitio, que
en él
habrá sitio
para todos

 

Fernando Bellido.
Granada/Octubre-2006

 



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"EMBUSTERIAS DE ARBOLES" y "Canción en Defensa de los Árboles"



 
EMBUSTERIAS DE ARBOLES

 

Vincent Van Gogh

 

Si tan sólo fuésemos como los árboles
cuánto más nos acercaríamos a ser hombres
bastaría con cumplir el código
de nuestro propio alfabeto
asumir nuestra mágica condición
de asombrados transeúntes del universo
reestablecer el perfecto equilibrio
del que estamos hechos

Bastaría escuchar el ritmo que las estaciones
le diseñan a las hojas para encontrar
el término de todo lo que trasciende
el tapiz de los verdes hasta alcanzar
la hondura de los sepias los ocres
los amarillos y los púrpuras
hasta desvestirse de toda engalanadura
tan sólo para nacer de nuevo
en cascada de retoños y estruendo floral

En ese tránsito silencioso y sagrado
que se cumple inexorablemente
como un designio de los dioses de la vida
está inscrita nuestra propia historia
como un mapa astral una coreografía
celeste una fuga de juan sebastián

Si tan sólo fuésemos como los bosques
que más allá de las ramas que se desgajan
del vuelo de las hojas que migran
escriben siempre en sus propios papiros
las circunvalaciones de sus años
como un tiempo construido
de continuos floreceres
cuántas hazañas jardineras no habríamos
acometido en este intervalo solar
del que somos atónitos pasajeros

Pero pertenecemos aún a una estirpe
que abandonó todo asombro clausuró
las pupilas le puso cercas al corazón
e hizo pedazos el horizonte azul del planeta

 

mery sananes / del libro del hombre / inédito

 
 

Canción en Defensa de los Árboles

Carlos Augusto León


En los campos que inunda
el hombre más que el río.
En los bosques que incendia
el hombre más que el fuego
Dejad, amigos,
lugar para los árboles.

En las selvas que tala
el hombre más que el hacha.
En la ciudad que el hombre
más que el hierro endurece
Dejad, amigos,
lugar para los árboles.

En los pequeños pueblos
rodeados por la siembra.
En todas las ciudades que han crecido,
en todas las ciudades por nacer.
Dejad, amigos,
lugar para los árboles.

Hombres de todas partes,
de toda edad, de toda
manera de vivir,
si es que queréis que el Hombre
siga vivo en la Tierra.
Dejad, amigos,
lugar para los árboles.

 
 
 


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Carta a los poderes



 
Carta a los poderes

Antonin Artaud

Antonin Artaud

No podemos vivir eternamente
rodeados de muertos
y de muerte.
Y si todavía quedan prejuicios
hay que destruirlos
“el deber”
digo bien
EL DEBER
del escritor y del poeta no es ir a
encerrarse cobardemente en un texto,
un libro, una revista de los que ya
nunca más saldrá, sino al contrario
salir afuera
para sacudir
para atacar
al espíritu público
si no
¿para que sirve?
¿Y para qué nació?

 
Antonin Artaud, Carta a los poderes. Buenos Aires, Ediciones Insurrexit, 1967, p. 7.
 


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TU NOMBRE EN UN ESPEJO DE AGUA - CARTA A ISADORA DUNCAN



 

 


.../...

No sé si alguna vez y en verdad te han entendido, Isadora. Tu propuesta está demasiado cargada de futuro para que los hombres de estos tiempos, tan domesticados y atados a todo tipo de cercas, seamos capaces de comprender la esencia de lo que dices. Como si hubieras podido desechar de golpe todo lo efímero y formal, todo lo accesorio e intrascendente de lo que estamos hechos.

Rompes los patrones de la vida que nos ha regido por milenios y devuelves lo humano al tiempo primigenio de un nacimiento que aún está en camino. Si aquel largo tránsito hasta erguirse vertical sobre horizontes que aún no vislumbraba y descubrir la magia incesante de unas manos humanamente móviles significó toda una evolucion de la especie, lo que tú ahora planteas, Isadora, es devolverle a la vida el ritmo vital que el tiempo de una historia ajena le arrebató a su cósmica condicion. Rescatar para los dedos la función de la caricia por encima de toda herida.

En otras palabras reencontrar el flujo del agua que nos recorre y trazar su cauce con las ondas del viento. Devolverle a la mirada su perspectiva de infinito. Y al cuerpo humano la movilidad de una gacela que en su armonioso tropel contiene toda la belleza de la danza, que aún el hombre no aprende a liberar.

Desde los avatares de un destino insospechado, lograste encontrar en tu interior la clave en sol de una partitura aún no escrita que, sin embargo, deletreaste con tus movimientos, como una carta infinita de amor a la humanidad.

.../...
 

mery sananes
septiembre 2010

 

 



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De "LAS COSTAS DEL GOLFO" - Eduardo Dalter -



 

¿Cuál es el nombre del lugar
repetido cual un eco en las calles,
pero solo siempre, sin un alma?
¿Cuál es el nombre de esta arena
recalentada, clarísima, polvosa,
y de este ángulo para quedar
del zigzag de la playa y
del insolado, ancho, ancho golfo?
¿Cuál es el nombre del lugar
de los rumores tan distantes,
que dibujan, ya del aire,
rostros, suspiros, romanillas?
¿Cuál --díganmelo por favor
más lentamente--, cuál es
el nombre del lugar?; ¿cuál
es el nombre del lugar?

 

Eduardo Dalter

 

 



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Caballero en sus trece



 

El era el único cuerdo de la ciudad

que se derrumba cual un castillo de naipes

el único con la verdad bajo su manto

mientras los barrios enloquecían

como en manicomio.

 

El era el pregonero de los sueños

y de las añoranzas.

Su voz cortaba el aire

no siempre dispuesto

                         no siempre inteligible

pero abierto

                 fluido

                          esperanzador.

 

El era el loco más cuerdo de la urbe

cosmopolita a veces

                                náufrago

                                              guardagujas

                                                                 portador de las nuevas

más añejas del tiempo.

Él sabía como encender las farolas

y a qué hora tocarlas

con sus dedos húmedos.

Él

siervo de la tiniebla y de la luz

caballero de mi ciudad prohibida

                                          cercada

                                                    fatigada

                                                                confusa

su capa elevándose desde las marejadas

sobre el malecón

su melena como crin de caballo

                                  venida a menos

en un aire de hidalgo insuficiente. 

 

Su ausencia es un vacío en La Habana

—un hueco en el ala izquierda del Castillo—

el espectro  de su sombra la nutre cada noche

bajo las piedras amuralladas

            visiones

que sólo propicia en la encrucijada de la aurora

a los transeúntes de siempre

            y sus fantasmas.

 

Minerva Salado. La Habana, Cuba

 

 



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Nosotros los Hombres



 

Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema,
que es traer el mundo a las espaldas.
Soy como un perro que ruge a solas, ladra
a las fieras del odio y de la angustia,
echa a rodar la vida en mitad de la noche.

Traigo sueños, tristezas, alegrías, mansedumbres,
democracias quebradas como cántaros,
religiones mohosas hasta el alma,
rebeliones en germen echando lenguas de humo,
árboles que no tienen
suficientes resinas amorosas.

Estamos sin amor, hermano mío,
y esto es como estar ciegos en mitad de la tierra.

Traigo muertes para asustar a todos
los que juegan con muertes.
Vidas para alegrar a los mansos y tiernos,
esperanzas y uvas para los dolorosos.

Pero traigo ante todo
un deseo violento de abrazar,
atronador y grande
como tormenta oceánica.

Quiero hacer con los brazos
un solo brazo dulce
que rodee la tierra.

Yo deseo ante todo, que la vida sea nuestra
como el agua y el viento.
Que nadie tenga nunca más patria que el vecino.
Que nadie diga más la finca mía, el barco...
sino la finca nuestra, de Nosotros los Hombres.

 

De Nosotros los Hombres, 1966

Jorge Debravo, Costa Rica 1938-1967

 

 



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Sube a nacer conmigo, hermano



 

Sube a nacer conmigo, hermano

 

 

Desflora la blanca agenda. Desgaja un instante al tiempo. Pasa la hoja. Quítale un minuto a Alá. Dáselo al hombre. O a tu madre. Comienza lentamente. Comienza el viaje hacia la sombra. Intérnate en el camino nuevo. Una vez emprendido el viaje, sigue puntualmente al sol. Hoja entre los vientos, acuérdate del viaje hacia la sombra. Párpado de hormiga, convéncete del viaje sin regreso. La vida nos llama, nos nombra, nos acusa, nos grita, nos reclama. Siéntate en el lugar del hambre a gritos todavía. Siéntate en el lugar del grito, vivos todavía.

Este presente liso como una tabla, fresco, esta hora, este día limpio como una copa nueva. Álzalo. Ofrécelo a la vida. Llévalo a la calle y al jardín. Paséalo. Ponlo frente al sol. De cara al porvenir. En santa paz. Tintinéalo. Recuérdalo. Nada en él de cobarde o de maldad —del pasado no hay una telaraña—. Fanal, aurora, amanecer, camino. Un camino entre el vientre de la hoja. Camino caminando con el viento o viento deshojado en el camino.

Tocamos con los dedos el presente, cortamos su medida, dirigimos su brote, está viviente, vivo, nada tiene de ayer irremediable, de pasado perdido, es nuestra criatura, está creciendo en este momento, está llevando arena, está comiendo en nuestras manos. Vivo, en nuestras manos, echémoslo al voleo. Niño, virgen, transparentemente azul, librémoslo de mal. Dejémoslo correr. Grabémoslo, hondo, en el fogón. Cuidémosle su tino, sus ansias, ilusiones. Sus alas, todas, libres tras los cielos.

Cógelo, que no resbale, que no se pierda en sueños ni palabras, agárralo, sujétalo y ordénalo hasta que te obedezca, hazlo camino, campana, máquina, beso, libro, caricia, corta su deliciosa fragancia de madera y de ella hazte una silla, trenza su respaldo, pruébala, o bien escalera! Defiéndelo. Consiéntelo. Quiérelo. Hazlo surco, arado, sueño, cabecera. Hazlo árbol, fuego, girasol, lucero. Arroyo, fogonazo, campanada. Vereda, resplandor y compañero

Sube en el presente, peldaño tras peldaño, firmes los pies en la madera del presente, hacia arriba, hacia arriba no muy alto, tan sólo hasta que puedas reparar las goteras del techo, no muy alto, no te vayas al cielo, alcanza las manzanas, no las nubes, ésas déjalas ir por el cielo, irse hacia el pasado. Alcanza tu mañana. Arriba! Arriba! Hacia la estrella! A ésta bájala hasta el suelo! A pesar de huracán o ventisquero, con el arma cargada de esperanza, al frente, a la vanguardia, de primeros. Álzate temprano. Ábrete camino. Sube la cima donde ondean —de noche— las luciérnagas.

Tú eres tu presente, tu manzana: tómala de tu árbol, levántala en tu mano, brilla como una estrella, tócala, híncale el diente y ándate silbando en el camino. Tú eres tu camino, tu aldabón. Ándate silencioso, fraternal. Asegura, furente, la batalla. Elévate, soldado, en el fragor. A pesar del presagio, corre, vuela, en el viento, en la sierra, en la arboleda. ¡Tú sólo eres un sol, alienta, brilla! ¡Tú siempre tu presente, sueña, alumbra! ¡Sube a nacer conmigo, hermano! (Poesía, Sociedad Anónima).

 

Pablo Mora

http://poesiasociedadanonima.blogspot.com/2010/10/sube-nacer-conmigo-hermano.html

 



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PEQUEÑA AMÉRICA



 

Nada que celebrar...¿Hasta cuándo los horrores se seguirán llamando errores?

 Eduardo Galeano

 

PEQUEÑA AMÉRICA

...Y así a lo largo de tu cuerpo,
pequeña América adorada,
las tierras y los pueblos
interrumpen mis besos
y tu belleza entonces
no sólo enciende el fuego
que arde sin consumirse entre nosotros,
sino que con tu amor me está llamando
y a través de tu vida
me está dando la vida que me falta
y al sabor de tu amor se agrega el barro,
el beso de la tierra que me aguarda.



Pablo Neruda

 



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Sombras



 

Si una sombra nos cubre…

¿Sólo nos resta la memoria?

¿O sólo quedamos con frío?

 

¿Nos cambiamos de lugar o nos quedamos?

¿Cuál lado es el nuestro?

¿Dónde está la esperanza,

en este lado o en el otro?

 

Tal vez encontraremos un tragaluz

e imaginaremos mundos por los tejados

o por los cielos rotos.

 

Eugenia Toledo-Keyser

 

 



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Oda a la pobreza



 

Cuando nací,
pobreza,
me seguiste,
me mirabas
a través
de las tablas podridas
por el profundo invierno.
De pronto
eran tus ojos
los que miraban desde los agujeros.
Las goteras,
de noche, repetían
tu nombre y tu apellido
o a veces
el salto quebrado, el traje roto,
los zapatos abiertos,
me advertían.
Allí estabas
acechándome
tus dientes de carcoma,
tus ojos de pantano,
tu lengua gris
que corta
la ropa, la madera,
los huesos y la sangre,
allí estabas
buscándome,
siguiéndome,
desde mi nacimiento
por las calles. 
Cuando alquilé una pieza
pequeña, en los suburbios,
sentada en una silla
me esperabas,
o al descorrer las sábanas
en un hotel oscuro,
adolescente,
no encontré la fragancia
de la rosa desnuda,
sino el silbido frío
de tu boca.
Pobreza,
me seguiste
por los cuarteles y los hospitales,
por la paz y la guerra.
Cuando enfermé tocaron
a la puerta:
no era el doctor, entraba
otra vez la pobreza.
Te vi sacar mis muebles
a la calle:
los hombres
los dejaban caer como pedradas.
Tú, con amor horrible,
de un montón de abandono
en medio de la calle y de la lluvia
ibas haciendo
un trono desdentado
y mirando a los pobres
recogías
mi último plato haciéndolo diadema.
Ahora,
pobreza,
yo te sigo.
Como fuiste implacable,
soy implacable.
Junto
a cada pobre
me encontrarás cantando,
bajo
cada sábana
de hospital imposible
encontrarás mi canto.
Te sigo,
pobreza,
te vigilo,
te acerco,
te disparo,
te aíslo,
te cerceno las uñas,
te rompo
los dientes que te quedan.
Estoy
en todas partes:
en el océano con los pescadores,
en la mina
los hombres
al limpiarse la frente,
secarse el sudor negro,
encuentran
mis poemas.
Yo salgo cada día
con la obrera textil.
Tengo las manos blancas
de dar pan en las panaderías.
Donde vayas,
pobreza,
mi canto
está cantando,
mi vida
está viviendo,
mi sangre
está luchando.
Derrotaré
tus pálidas banderas
en donde se levanten.
Otros poetas
antaño te llamaron
santa,
veneraron tu capa,
se alimentaron de humo
y desaparecieron.
Yo
te desafío,
con duros versos te golpeo el rostro,
te embarco y te destierro.
Yo con otros,
con otros, muchos otros,
te vamos expulsando
de la tierra a la luna
para que allí te quedes
fría y encarcelada
mirando con un ojo
el pan y los racimos
que cubrirá la tierra
de mañana.

 

Pablo Neruda

 

 



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HAY ALMAS QUE TIENEN...



 

Hay almas que tienen
azules luceros,
mañanas marchitas
entre hojas del tiempo,
y castos rincones
que guardan un viejo
rumor de nostalgias
y sueños.

Otras almas tienen
dolientes espectros
de pasiones. Frutas
con gusanos. Ecos
de una voz quemada
que viene de lejos
como una corriente
de sombra. Recuerdos
vacíos de llanto
y migajas de besos.

Mi alma está madura
hace mucho tiempo,
y se desmorona
turbia de misterio.
Piedras juveniles
roídas de ensueño
caen sobre las aguas
de mis pensamientos.
Cada piedra dice:
"¡Dios está muy lejos!"

 

Federico García Lorca

 

 



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CAMINO DE VIZNAR



 

CAMINO DE VIZNAR

Federico García Lorca

 

Para Federico García Lorca, quien muriera  

fusilado en el barranco de Viznar,

cerca de Granada, el 19 de agosto de 1936.

 

 

Camino de Viznar se fue el gitano

tras la dura embestida de la guerra

mientras la luna se quedó en la sierra

pulsando negra pena en dulce mano.

 

Romance y romancero, ángel humano,

Federico, estandarte de la tierra,

 es giralda andaluz que en alto encierra

la claridad para el amor hermano.

 

En su Granada se durmió su sueño

camino de Santiago en luna llena

con palma y con cigüeña entre su ceño.

 

La pena del gitano fue más pena

cuando lo vieron transportar su leño

aquella madrugada nazarena.

 

 

Pablo Mora

http://www.poiesologia.com/minuto.php?codigo=1324

 



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Caguairán



 

 

 

Caguairán

 

 

por obra y gracia del insomnio el hombre

el hombre rayo que arde en la tormenta

alarido crispado en huracán

 

por fin él ocupándose del hombre

el hombre simplemente el hombre a solas

en paz consigo con su pena al hombro

 

al descubierto hermano universal

guarango chontaduro cañahuate

chaguaramo apamate guayacán

 

samán araguaney o flamboyán

universal ceniza en singladura

en pulpa en hueso en lluvia en soledad

 

rojo duro durable resistente

calcáreo frondoso para siempre

incorruptible eterno refulgente

 

Caguairán indomable frente al viento

la semilla del hombre germinando

quiebra hacha fidel fuego pueblo y tierra

 

el hombre a punta de hombre y tempestad

semilla germinal a la intemperie

andando andando andando andando andando

   

 

                                               Pablo Mora

 

http://www.poiesologia.com/minuto.php?codigo=1268

 

 



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La Aurora



 

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

 

Federico García Lorca

De: Poeta en Nueva York, publicado 1940

 



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